viernes, 29 de junio de 2007

Fundido a negro



Un fondo negro, como éste. Letras blancas, como éstas. Negro, siempre negro. Porque el negro ofrece la ilusión de profundidad, de desfiladero; el blanco, de muro. No hay soportes negros confiables. Todos, en algún momento, se abisman. El blanco -como el blanco de las hojas de los libros- es medianamente confiable, en todo caso se te vendrá encima, no hay idea de viaje, de caída. No sé hacia dónde voy. No quiero ir a ningún lado, no, ya no, pero me desplazo sin voluntad, como una sonda perdida en el negro profundo.
Por eso la noche mejor que el día.
Por eso mejores las historias nocturnas.
Por eso.

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