Hoy otra vez para abajo, desbandada, derrumbe, desplome y otros etcéteras. El que se cae para arriba. Hoy es cuando uno no quisiera despedirse de la literatura (o quizá la literatura es la que se despide de nosotros). Porque -bien se lo aprendí a alguien- al final lo único que queda (que nos queda) es la literatura, inasible pero siempre a la mano.
Ni modo.
Ya qué.
Por último, un aviso:
Si esto intenta ser un diario, mejor que se retracte. Va a fracasar. Si esto se pretende un receptáculo de quejas, mejor que se retire hulmildemente (así como se cuenta hacen los caballeros). No voy hacia allá, no iré. No quiero, ya no quiero. No.
P.D. Perfecto día para la foto de las nubes. Toda suya.