viernes, 29 de junio de 2007

Fundido a negro



Un fondo negro, como éste. Letras blancas, como éstas. Negro, siempre negro. Porque el negro ofrece la ilusión de profundidad, de desfiladero; el blanco, de muro. No hay soportes negros confiables. Todos, en algún momento, se abisman. El blanco -como el blanco de las hojas de los libros- es medianamente confiable, en todo caso se te vendrá encima, no hay idea de viaje, de caída. No sé hacia dónde voy. No quiero ir a ningún lado, no, ya no, pero me desplazo sin voluntad, como una sonda perdida en el negro profundo.
Por eso la noche mejor que el día.
Por eso mejores las historias nocturnas.
Por eso.

lunes, 25 de junio de 2007

Lo que vendrá



No sé por qué pero presiento que en esta ciudad pronto acontecerá algo. Algo terrible o estupendo, lo mismo da. ¿Acaso no lo notan? Se adivina en ciertas sombras fugaces durante las noches de lluvia, caminando. Creo advertirlo y experimento una combinación extraña en esos instantes: entusiasmo y terror. Ojalá algo pase y pase pronto. Llevamos prisa. La tragedia o lo maravilloso, dondequiera que nos encuentren, bienvenidos sean.
Sigamos buscando en las sombras que permite la lluvia, en los papeles borrados por la humedad de las banquetas. Ya viene. Quizás ahora, aquí, en el próximo minuto.
Lo terrible: seguro no nos daremos cuenta.
Lo fabuloso: seguro no nos daremos cuenta.

martes, 19 de junio de 2007

Mi vida perfecta





Qué se hace, qué se dice en los días en que no quiere decirse nada. Quizá lo más sencillo es quedarse callado, andar por ahí, dormir un rato, salir de circulación algún tiempo. Sencillo sería poder desconectarse, desconectar el mundo, que se detenga todo mientras nos reponemos. No es posible, nunca lo ha sido, no en mis días. Nada es perfecto en nuestra vida perfecta. Ojalá fuera fácil, común, decidir un suicidio como se elige un libro en la librería, la historia que queremos que nos cuenten (en este caso, la historia que nos relataremos: la última). Mi vida es como una larga fila de libros que ya no leeré. No importa los que no escribamos, a quién puede interesarle, ni a nosotros. Importa (no, no importa) lo que ya no vendrá.
Pero, bueno, la literatura va a desaparecer.
Es una promesa.
Retornemos a la fe.

domingo, 10 de junio de 2007

Noticia urgente: el mundo no ha cambiado



Niños nacen, asaltan casas. Ergo: nada ha cambiado, nada va a cambiar. Hacía tiempo que, a pesar de todo, nadie ni nada me lo recordaba. Es bueno desperezar la memoria y más con el auxilio de las tardes de lluvia que, indefectiblemente, nos remitirán a los días que en algo eran distintos. La noche siempre unánime, las calles húmedas: un motivo para volver a la vagancia.
Y la vagancia nos devuelve adonde nunca debimos entrar: la literatura.
Ni modo, aquí nos tocó.
Volvamos a las calles.
Salud por el nuevo sobrino.

miércoles, 6 de junio de 2007

Cura eficaz

Luego de la enfermedad, vuelvo. Una curiosa, dolorosa, pero efectiva receta me devuelve a escena. Absorber limón por la nariz. La cura. Se llora mucho, quizá demasiado.
Tomen nota.
¿El mundo no se detuvo?

viernes, 1 de junio de 2007

Exhibición pura




Una cosa es la descalificación sistemática y otra la crítica, lo sabemos. La crítica es un instrumento de poder, sí, pero la descalificación es una forma de ostentar un poder que no se tiene y que se pretende a través de lo fantasioso. Ergo: exhibición pura. ¿Acaso no es mejor la elegancia?, me pregunto. Pero para lograr la elegancia -me respondo-, y una buena crítica, hace falta más que talento en el penoso arte de la descalificación.


Es tan sencillo razonar un poquito, ¿no creen?


Cualquier semejanza con la realidad no es coincidencia.


¿Hace falta decir nombres?




(Lo anterior, elegancia pura. ¿Que no?)


P.D. Otra foto de regalo.